Que fastidio... sinceramente no hay nada peor que
una persona con un Ego tan alto que se crea perfecto en todo y no mira por
donde pasa, al final termina siempre matando cualquier relación.
Ok, el Ego es algo que todos tenemos en mayor o
menor dosis y es bueno porque es parte de lo que implica tener confianza en sí
mismos, pero cuando eso se eleva por niveles demasiado altos, la verdad es que
aleja a todo el mundo de su lado inclusive la persona que alguna vez se dignó
en fijarse en él o ella.
Si bien es cierto en un comienzo para acercarse a
una persona, en particular a una mujer un hombre en primera instancia necesita
una buena dosis de ego, que le permita reflejar confianza en sí mismo, es como
un asunto muy primitivo en donde mientras más se pavonee el hombre más llama la
atención de una mujer, sin embargo cuando ya ha logrado obtener la atención de
una mujer es necesario que baje el ego y permita dar paso a otras virtudes que
son tan o más valoradas que el ego.
Lo que sucede es que el ego en exceso es un
problema porque nubla la objetividad tanto de quien se deja invadir por el ego,
como de quien observa, pues el que se deja invadir por el ego asume una postura
donde él o ella es superior a todo y a todos, pasando muchas veces por sobre
las demás personas maltratándolas psicológicamente, haciendo base en la burla y
el menoscabo personal. Y por otro lado, para quien observa a un egocéntrico en
su patética postura, han de saber que el egocéntrico pierde todo valor como
persona y simplemente se vuelve ante los ojos del observador, en un payaso
hablador y tarde o temprano quien observa se cansa, se cansa y despierta de su
estado de hipnosis y se da cuenta que en el mundo hay mil cosas mejores que
estar oyendo y prestando atención a un payaso hablador, como consecuencia
termina marchándose y casi siempre es sin retorno.
Por eso, es importante buscar el equilibrio, fortalecer tus virtudes, y mantener siempre el ego a raya, lo suficiente como para que simplemente adorne tu personalidad pero no permitas que te envanezca al punto que no logres reconocerte frente a un espejo.