Ok, ok... la última etapa de mi vida no puedo decir que es la mejor que he
vivido, tras pasar un año de muchas decepciones de personas muy importantes en
mi vida y con el fallecimiento de quien era pilar importante para mí, he
revisado mi vida, he observado alrededor y me he dado cuenta de una cosa muy
importante...
Que durante mucho tiempo he estado asumiendo culpas de todo tipo... aún de
cosas por las que realmente no he tenido culpa y debo agradecer a un buen amigo
que me haya abierto los ojos y darme cuenta que las cosas no son así!!! La vida
para nada tiene que mirarse de este modo, pero a veces cuando pasamos por un
mal periodo lamentablemente comenzamos echarnos la culpa de todo y vamos
asumiendo una y otra... y de pronto no nos damos ni cuenta cómo, tenemos una inmensa
carga sobre nuestros hombros que llegamos a un punto de no saber cómo avanzar.
Entonces, me he detenido a pensar en la CULPA... qué cosas nos genera la
culpa?... trae algo positivo a nuestras vidas?... bueno, después de meditarlo,
he llegado a la conclusión que la culpa, sin un agente salvador no nos sirve de
nada y en ese sentido debo decir que la única culpa que me sirve es aquella que
asumo buscando el perdón y principalmente el perdón divino, porque ante Dios
nada de lo que yo haga podrá enmendar lo que yo soy y que ante la grandeza de
su nombre a decir verdad no soy nada, salvo por lo que él me da por
gracia.
Pero en lo que respecta a nuestra vida en la tierra y en la forma como nos
relacionamos con los demás... asumir una culpa, muchas veces nos deja pegados
en una situación, con una sensación de vacío sin saber a dónde ir, sin saber
que hacer más que solo buscar el perdón de alguien, sin embargo, que pasa
cuando no nos perdonan?, o cuando aún el perdón no es suficiente y ese
sentimiento nos consume por dentro?...
Ante eso, he llegado a la conclusión que lo mejor no es vivir asumiendo
culpas, sinó en vivir asumiendo responsabilidades.
Cuando hablas de responsabilidades, es más práctico, porque tu asumes que
algo debes hacer para mantener tu responsabilidad, entiendes que esa
responsabilidad tiene límites, te proyectas de acuerdo a esos límites y
entiendes que si fallas teniendo una responsabilidad, estás en la obligación de
buscar la forma de enmendar el daño y buscar la mejor opción para subsanar lo
malo que ocurra bajo tu responsabilidad.
Cuando asumes responsabilidades, aún situaciones tan difíciles como el
divorcio o la separación son más fáciles de llevar, porque se entiende que uno,
o ambos fallaron a lo que era su responsabilidad velar y cuidar que nada lo
maltratara, entonces... luego de eso, entiendes que si bien tal vez las cosas
no podrán ser igual que lo eran en un principio al menos se puede llegar a un
punto de equilibrio donde ambos entreguen lo mejor de si por enmendar de alguna
forma las cosas y subsanar heridas que fueron causadas por nuestros. Entonces, cosas prácticas, como la repartición de bienes y el cuidado de los niños, se hace más fácil... porque vas asumiendo
las consecuencias de tus errores y comprendes que tu responsabilidad ahora ya
comprende, asegurar el bienestar de quienes te dieron la confianza en su momento para ser el jefe de un hogar y todo lo que ello implica.
Cuando asumes responsabilidades tienes claro los límites porque están muy bien definidos, ya que generalmente las responsabilidades están ligadas a un roll que se desempeña bajo determinadas condiciones. Por tanto es más fácil definir que cosas debías hacer y que no, lo que consecuentemente te permite tener más claridad para identificar los errores que pudiste haber cometido si es que fallaste y cuando eso sucede, puedes encontrar más rápido y de mejor forma la manera de corregirlos. Esto a su vez te permite tener una forma sana de enfrentar la vida, sin echarte culpas que no te corresponden y aprendes a dejar de lado los pesos de conciencia innecesarios y mientras más pronto sucede eso, más pronto comienzas a enfocarte en lo que debes... la búsqueda de una solución al problema. Cuando asumes responsabilidades, eres capaz de racionalizar situaciones que a veces se escapan de nuestro control.
Poniendo lo anterior en un ejemplo
práctico, podríamos imaginar la situación en donde un padre le presta el auto a
un hijo y le entrega las llaves del auto... en el momento que el hijo recibió
las llaves de ese auto, asume la responsabilidad por él y todo lo que suceda
con el auto, así si al auto se le acaba la gasolina, el hijo entiende que él
debe llenar el estanque, o si por ahí se le hace un raspón, quien debe asumir
los costos de los arreglos debe ser él, así también si deja el auto sucio
después de una salida, él comprende que debe devolverlo en buenas condiciones;
pero que pasa si el auto es colisionado? que pasa si el hijo habiendo tomado
todas las precauciones del caso y siguiendo todas las reglas del tránsito, aún
así es colisionado?... podremos echarle la culpa al hijo, o diremos... hijo
fuiste tu un irresponsable? o será correcto que el hijo asuma todo aquello que
tiene que ver con la colisión?... bajo cualquier punto de vista, diremos NO!!!
y no porque?... porque el hijo, no es responsable de lo que suceda fuera del
auto, su responsabilidad está limitada a lo que implicaba el auto mismo y la
atención que ponía en el camino, entonces, si él hizo lo correcto dentro de lo
que comprendían sus responsabilidades el muchacho no puede asumir culpas
ajenas.
Así, tal cual como el ejemplo del hijo y el automóvil, nuestra vida es como
aquel automóvil... el cual debemos cuidarlo, limpiarlo y asegurarnos de
mantenerlo siempre en orden atento a lo que viene en el camino, pero a veces
hay cosas que escapan a todo lo que nosotros podamos programar, por tanto no
podemos asumir culpas por cosas que están fuera de nuestros límites y de las
cuales no somos responsables.
Por eso considero que si entramos en conciencia de nosotros mismos y
vivimos de acuerdo a lo que corresponde a nuestras responsabilidades, entonces
jamás tendremos problemas de culpas que nos dejen con situaciones irresolutas
en la vida.