domingo, 20 de enero de 2013
El tiempo propio no se cambia por nada.
Cada fin de semana cuando ya llega el viernes... cómo me gustan esos momentos personales... y por favor que nadie moleste!, al menos eso es lo que yo y gran parte de las personas que trabajan de sol a sol dicen al llegar el fin de semana.
Y es que es cierto, con el ritmo de vida actual, el tiempo personal, no debe cambiarse por nada, los momentos para estar consigo mismo y darse un gusto y sentirse cómodo consigo mismo son imprescindibles para poder enfrentar la siguiente semana
Es ese tiempo que nos permite reencontrarnos con lo que somos y mantener nuestra identidad a través de las actividades que más nos gustan, las cuales principalmente están dedicadas a la recreación y relajación de nuestro ser. Es este tiempo el que jamás se debe transar, porque cuando se pierde ese tiempo, comienza a entrar la monotonía en nuestras vidas, así como el estrés.
Es normal que pasado cierto tiempo en las relaciones, cuando ya se ha ido la magia del conocerse mutuamente, de pronto, sucede que ya nada es una sorpresa y entramos en cierto estado de estabilidad normal, donde todo en nuestras vidas se vuelve plano y a veces nos falta hasta la creatividad. Entonces nos preguntamos, ¿qué pasa?, ¿será que algo malo anda en nuestra relación, en nuestras vidas?, la verdad es que no, nada malo sucede, simplemente casi siempre lo que pasa es que estamos aburridos de vivir los días del mismo modo todo el tiempo y al compartir con alguien nuestro mundo, perdemos esos espacios de libertad para recrearnos como lo hacíamos cuando estábamos solos, por tanto nuestra forma de comportarnos cambia, pero yo me pregunto, ¿qué pasaría si lográsemos mantener al menos una cuota de nuestro mundo con nosotros?.
Considero que el espacio y el tiempo personal no debe transarse bajo ninguna excusa, no por el trabajo, no por los amigos, no por la familia, no por nuestra pareja y ni si quiera por nuestros hijos, por más egoísta que suene en realidad hacer esto no lo es, sucede que alimentar esa parte del espíritu que es propia, es a la vez hacer algo por los demás también, pues nos permite renovarnos y entregar lo mejor de nosotros al resto, no por nada la biblia nos dice "Ama a tu próximo como a ti mismo", esta frase es conocida mundialmente como la regla de oro, pero ojo, no dice ama a tu próximo más que a ti mismo, sino que te menciona a ti primero como parámetro de referencia. Entonces, si tú no eres capaz de amarte a ti mismo, de entregarte tiempo de calidad a ti mismo y de renovarte tu mismo, ¿cómo pretendes entregar a los demás algo de calidad?.
Frecuentemente me encuentro con frases como... estoy muy cansado, hoy no te puedo ayudar, o, no molestes que no quiero saber nada de eso hoy día, etc. Entonces me doy cuenta que estamos dedicando mucho tiempo a trabajar y poquísimo tiempo a hacer aquellas actividades que realmente nos gustan y que nos permiten disfrutar de quiénes somos y de sentirnos a gusto con nosotros mismos. Esto es muy importante, pues nunca hay que olvidar que nuestra pareja nos escogió, porque teníamos una forma muy particular de ser y esa esencia jamás se debe perder.
Considero que después de extenuantes jornadas de trabajo y de muchas veces pasar malos ratos con el jefe o con la gente que trabajamos, es importantísimo apartar aunque sean 15 minutos, para nosotros mismos y además de ello, apartados de todos los demás miembros de la casa. Un espacio que nos permita tal vez leer un buen libro, darnos un buen baño de tina relajante, jugar en el computador nuestro juego favorito, escuchar música, practicar algún deporte, etc. cualquier actividad que nos sea gratificante, pero debe ser a diario, para que luego de eso podamos entregar a los demás un buen estado de ánimo.
ENTONCES, POR EL BIEN TUYO Y DE LOS DEMÁS... NO TRANSES TU TIEMPO PERSONAL POR NADA.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario