Cuando pequeña aprendí que los griegos eternizaban a las personas a través
de la memoria, ellos creían que una persona jamás moriría si se la recordaba constantemente
a pesar de que su cuerpo físico haya perecido, este tipo de pensamiento lo
encuentro muy bello, a pesar que mis ideologías sobre la vida y la muerte son
distintas, coincido en el hecho de que si recordamos a aquellos que ya
partieron y practicamos sus enseñanzas entonces en cierta medida podríamos
eternizarlos, o hacer que vivan en nuestra memoria por mucho tiempo más.
Recientemente falleció un miembro de mi familia que era el último gran pilar
de unión, dentro de la misma... entonces reflexioné sobre su vida y las
grandiosas cosas que hizo, sin duda se puede decir que él realmente VIVIO! a
que hombre de admiración, mantuvo su brío y vitalidad casi hasta el fin de su
vida, fue hombre de campo, trabajador, autodidacta, cariñoso y entusiasta, sin
duda un ejemplo a seguir en muchas formas.
Desde mi infancia hasta mi juventud, recuerdo siempre que aquel Sr. de piel
morena y profundos ojos azules cual cielos despejados tenía un sabio consejo
para mi vida, quien montado en su caballo recorrió los caminos y cerros de las
indomables tierras del sur de Chile en mil y una aventuras. Se podría decir de
él que era un hombre de tope a tope, de los que hoy ya no quedan muchos, uno de
aquellos que le gustaban las cosas por lo derecho y defendían al débil y
desvalido aún con un golpe si era necesario, quien no tenía miedo a nada ni a
nadie.
De ese hombre aprendí que la vida tiene muchas vueltas, que no es bueno el
rencor, pero siempre es bueno decir la verdad, que los problemas se enfrentan
no importa su tamaño, que la maldad de los hombres es infinita por lo que no
nos podemos fiar de otro hombre y que aún cuando nos creamos los mejores en
este mundo, por sobre todos nosotros hay un Dios grande y misericordioso, que
se apiada de su hijos y que si cabalgamos de su lado en nuestras vidas jamás
caeremos y jamás nos faltará nada.
Extrañaré a ese hombre, extrañaré sus enseñanzas, extrañaré su sabiduría...
pero ahora que ya falleció, considero que es el momento de comenzar a honrarlo
transmitiendo a otros lo aprendido, en especial a mi hijo.
LA MEJOR FORMA DE HONRAR A QUIENES YA
PARTIERON ES PRACTICANDO SUS ENSEÑANZAS Y TRANSMITIENDO A OTROS SU SABIDURÍA.
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