domingo, 10 de febrero de 2013

Cómo honrar a los que ya partieron.

Cuando pequeña aprendí que los griegos eternizaban a las personas a través de la memoria, ellos creían que una persona jamás moriría si se la recordaba constantemente a pesar de que su cuerpo físico haya perecido, este tipo de pensamiento lo encuentro muy bello, a pesar que mis ideologías sobre la vida y la muerte son distintas, coincido en el hecho de que si recordamos a aquellos que ya partieron y practicamos sus enseñanzas entonces en cierta medida podríamos eternizarlos, o hacer que vivan en nuestra memoria por mucho tiempo más.

Recientemente falleció un miembro de mi familia que era el último gran pilar de unión, dentro de la misma... entonces reflexioné sobre su vida y las grandiosas cosas que hizo, sin duda se puede decir que él realmente VIVIO! a que hombre de admiración, mantuvo su brío y vitalidad casi hasta el fin de su vida, fue hombre de campo, trabajador, autodidacta, cariñoso y entusiasta, sin duda un ejemplo a seguir en muchas formas.

Desde mi infancia hasta mi juventud, recuerdo siempre que aquel Sr. de piel morena y profundos ojos azules cual cielos despejados tenía un sabio consejo para mi vida, quien montado en su caballo recorrió los caminos y cerros de las indomables tierras del sur de Chile en mil y una aventuras. Se podría decir de él que era un hombre de tope a tope, de los que hoy ya no quedan muchos, uno de aquellos que le gustaban las cosas por lo derecho y defendían al débil y desvalido aún con un golpe si era necesario, quien no tenía miedo a nada ni a nadie.

De ese hombre aprendí que la vida tiene muchas vueltas, que no es bueno el rencor, pero siempre es bueno decir la verdad, que los problemas se enfrentan no importa su tamaño, que la maldad de los hombres es infinita por lo que no nos podemos fiar de otro hombre y que aún cuando nos creamos los mejores en este mundo, por sobre todos nosotros hay un Dios grande y misericordioso, que se apiada de su hijos y que si cabalgamos de su lado en nuestras vidas jamás caeremos y jamás nos faltará nada.

Extrañaré a ese hombre, extrañaré sus enseñanzas, extrañaré su sabiduría... pero ahora que ya falleció, considero que es el momento de comenzar a honrarlo transmitiendo a otros lo aprendido, en especial a mi hijo.

LA MEJOR FORMA DE HONRAR A QUIENES YA PARTIERON ES PRACTICANDO SUS ENSEÑANZAS Y TRANSMITIENDO A OTROS SU SABIDURÍA.



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