En líneas generales las mujeres nos llenamos de tareas y preocupaciones de manera natural, pero el tener hijos lleva todo eso a otro nivel. Ahora bien yo soy madre soltera y entiendo las cosas desde mi perspectiva, pero conozco muchas otras mujeres que son casadas y aunque en diferentes circunstancias, coincidimos en muchas de nuestras necesidades, especialmente las afectivas.
Verán, de manera natural al nacer nuestros hijos nos enfocamos en ellos a veces obsesivamente, más o menos hasta los 4 años... nos preocupamos de todas las necesidades de nuestros hijos y con ello procuramos no dejar de lado nuestras obligaciones laborales, familiares y de pareja. Pero la gran mayoría de mujeres colapsa en algún punto. Nos atacan las crisis de llanto y los hombres jamás nos entienden.
Es en ese punto, el punto de quiebre donde al vernos tan abrumada por las exigencias de la vida, que al no encontrar la forma perfecta para resolver todo, simplemente soltamos y lloramos, porque ya no podemos con el nivel de frustración de la cantidad infinita de pequeños detalles que no hemos podido cumplir como queríamos. Es ahí recién cuando recapacitamos, nos miramos y nos damos cuenta que hemos dado tanto que ahora nosotras somos quienes necesitamos.
Necesitamos de todo, generalmente lo primero es TIEMPO, tiempo para ti misma para hacer las cosas que te gustan, tiempo para cumplir con todas las metas que te propusiste y tiempo para estar SOLA y descansar. Lo segundo DINERO, si dinero y no es que sea materialista, es la realidad, puesto que muchas cosas que queremos hacer necesitan dinero y aunque tengas tiempo no las podrás hacer sin dinero. Tercero COMPRENSIÓN y aquí me voy a explayar, porque las dos anteriores dependen en un gran porcentaje de la persona misma y cómo se organice. Pero la comprensión depende de los demás y aquí comienzan a generarse una cantidad importante de necesidades afectivas a las cuales muy pocos hombres prestan atención, porque para ellos la persona que tienen en frente es la misma solo que con un poco más de responsabilidad, lo cual es cierto, pero solo en parte.
A que me refiero con esto, pues bien antes de tener hijos, yo me consideraba una mujer libre como el viento, yendo y viniendo para donde fuera solo con mis ganas de hacer las cosas. Muchas veces viajé sin un peso en bolsillo, pero con mucha energía de desenvolverme donde fuera y ahí mismo generar recursos donde sea. Así que mi nivel de seguridad dependía solo de mí y mi nivel de confianza en mí misma era tan firme que considero no me lo quebrantaba nadie. Pero cuando quedé embarazada poco a poco empecé a ver en la gente esa cara que dice "pobrecita" como diciéndome no sabe lo que le espera y si es cierto no sabía lo que me esperaba, porque aún con mi guata me dispuse a encontrar trabajo y ya las oportunidades no fueron las mismas, muchas puertas se me cerraron y luego que nació mi hijo al menos en sus primeros años mi vida fue tremendamente difícil en este aspecto, porque ya no era cuestión de simplemente buscar trabajo y ya, sino que también ir supliendo las necesidades de un niño que solo quiere estar con su madre. Y como muchas madres paso preguntándome si lo que hago es correcto o no, porque trato de balancear lo que se necesita, con lo que puedo hacer y lo que afecte menos el desarrollo de mi hijo. Y ya tu vida entera empieza a girar en función de los demás y tú sin querer te vas abandonando. Muchas veces no trabajamos en lo que más nos gusta porque lo que nos gusta no nos rentabiliza lo suficiente o simplemente se vuelve incompatible con tu roll de madre. Todo cambia.
Cambia también en el ámbito sexual y es que a nadie le cuentan que cuando tienes un hijo muchas cosas cambian ahí abajo, especialmente en lo sensorial y que el hombre si no se percata de eso y sigue haciendo las cosas como siempre, ya no nos satisface como antes y que para lograr llegar al mismo punto, él deberá ser menos mecánico y más erótico-romántico. Porque ella en el sexo buscará satisfacer no solo su necesidad sexual, sino su autoestima, su necesidad de afecto, comprensión, aceptación, protección, seguridad y felicidad. Entonces, por consiguiente ya no hablamos se sexo señores, hablamos de hacer el amor, porque allí es un todo que se completa. Por esta razón el estar sexualmente con una mujer con hijos ya no es lo mismo para un hombre, porque significa mucho más trabajo y preparación. Porque no solo tendrá que saber moverse en la cama sino que además hacerlo con ganas, con delicadeza, con palabras bonitas y sobre todo crear un antes y un después. Cosa que no calzan muchas veces con un día cansador de una jornada de trabajo para un hombre, porque normalmente al llegar a casa no quieren más problemas, sino sólo desconectarse. Y aunque no crean, las mujeres queremos lo mismo solo que muchas veces no podemos hacerlo sin ayuda de alguien que nos diga que nos ama y que nos tranquilicemos porque todo estará bien. La parte sexual, representa al menos el 30% de nuestras necesidades afectivas y emocionales, otro 20% lo representa la relación con la pareja fuera de la cama, vale decir, la ayuda que el hombre entrega en la casa muestra comprensión y empatía, el escucharla en sus problemas muestra interés en ella y el entregarles soluciones prácticas la ayuda a sentir seguridad y descanso. Por eso en líneas generales la relación con la pareja representa un 50% de las necesidades afectivas y emocionales de una mujer. Y espero que en estas palabras el hombre no solo vea la necesidad de una mujer, sino el tremendo nivel de importancia que tiene para ella en su vida diaria y se puedan dar cuenta que realmente son de valor.
El resto de necesidades se canaliza a través de nuestras relaciones con los hijos, nuestra familia y amigos. Donde de nuestros hijos buscamos amor, cariño, respeto, obediencia, ver y vivir sus logros para sentirnos orgullosas de que con nuestra ayuda han podido alcanzar sus metas. Para una mujer es fundamental construir una relación buena de comunicación con sus hijos para lograr hacerse entender por ellos y esto es un desafío con cada etapa del desarrollo, cosa que en general nos desgasta mucho porque pasamos de ser una persona normal espontánea que nunca tuvo preocupaciones porque siempre asumió que cada cual tiene que cumplir sus propias responsabilidades a el hecho de tener que enseñarle a un niño y llenar en él un sentido de responsabilidad, pero aquí también nadie nos ha contado que esto es una de las cosas más difíciles de lograr porque jamás se asienta del todo en la persona y se pierde con tanta facilidad que es un trabajo constante y que para muchas madres se vuelve extenuante. Por eso es de vital importancia lograr hacerse entender por sus hijos y más que eso, apelamos al amor que nos tienen, porque somos muy consientes que de otro modo jamás lograremos cosas en ellos, porque esa mezcla entre desarrollo y hormonas los lleva a experimentar de todo sin tomar en consideración los peligros que existen alrededor. Para los hijos es importante que ellos sepan y sean consientes que antes que ellos llegaran, su mamá era como ellos y casi siempre andaba contenta por la vida, no amargada, no enojada, no frustrada, ni gruñona... vale decir era una persona normal y que solo por su causa se ha tenido que transformar en una versión diferente de ella misma para lograr que sus hijos avancen con la vida de manera correcta. Por tanto, porque no retribuirla con comprensión, besos, mimos y palabras bonitas. La relación con nuestros hijos se lleva otro 30% de nuestras necesidades afectivas.
Un 10% de las necesidades afectivas y emocionales, queda destinado a la familia, donde aquí lo que más resalta es satisfacer esa necesidad básica de protección y comprensión, esa misma que sentimos cuando niños, la verdad es que nunca se va... siempre queremos sentirnos chiquitos en los brazos de los padres, claro que ahora asumimos que ya hemos crecido entonces buscamos su sabio consejo y apoyo, pero sin duda los abrazos son lo más importante para recordar de dónde venimos y lo que nos formó para ser quienes somos, nuestros padres son ese ladrillo central de nuestra construcción y que si nos faltan de alguna manera nos cuesta un montón construir lo que sea en nuestras vidas. En nuestros hermanos, buscamos satisfacer nuestra confianza en nosotros mismos y nuestro sentido de la amistad. Esto es porque casi siempre nuestra relación entre hermanos ha sido una competencia amistosa en la vida y ese competir nos ayudó para encontrar nuestro propio camino y aprender a distinguirnos en medio de un grupo y es finalmente lo que nos permite ser consientes de nuestro propio valor.
El otro 10% se lo llevan nuestros amigos, con ellos nos abrimos al mundo y despiertan nuestras habilidades sociales, en ellos buscamos satisfacer nuestra necesidad de empatía y complicidad. Lograr mantener los amigos una vez que eres madre no es fácil porque los ritmos de vida cambian y las preocupaciones también lo hacen, pero tener amigos a pesar de ser una mujer con hijos te ayuda mucho, porque te ayuda a recordad lo que has logrado en la vida, recordar las cosas que en forma individual te hacían feliz y básicamente los amigos te ayudan a no perder de vista tu escancia. Por esta razón los amigos juegan un papel muy importante en la vida de una mujer con hijos.
En general las mujeres tenemos muchas necesidades de las cuales no nos percatamos hasta que tenemos hijos y es que antes de los hijos, la vida era más simple y todo lo centrábamos en nosotras mismas, pero las exigencias de la sociedad sobre la mujer son tan elevadas que la única manera de sobrellevar todo es canalizando nuestras necesidades en las personas que nos rodean y no se trata de que las demás personas nos constituyan la felicidad ni mucho menos. Se trata de que a través de gestos de afecto, empatía, comprensión y sabiduría, nos permitan encontrar el camino de regreso a lo más profundo de nosotras mismas, al lugar de nuestra conciencia donde cuando estábamos sin hijos, lográbamos encontrar la respuesta a todos nuestros problemas fácilmente.
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